Un equipo internacional explica por qué los ejemplares de una flor alpina que se reproducen sin necesidad de fecundación se distribuyen más que sus homólogos sexuales


Mide entre 5 y 20 centímetros, su flor es blanca y es la versión alpina de los populares “botones de oro” mediterráneos, que son amarillos. El Ranunculus kuepferi, a pesar de su aparente fragilidad, es una de las especies vegetales que mejor se ha adaptado a la vida en condiciones extremas, como es el caso del clima de alta montaña. Lleva miles de años adornando los valles de las montañas más altas de Europa, donde conviven más de 30.000 especies silvestres. Saber cómo lo ha conseguido puede contribuir a entender mejor cómo los seres vivos respondemos a los cambios que se producen en la Tierra. En el caso de los “botones de oro” alpinos, la clave parece estar en su forma de reproducirse, según se desprende del trabajo de investigación realizado por un equipo internacional en el que participa el profesor de Botánica de la Universidad de Córdoba, Diego Nieto Lugilde.

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